jueves, 25 de diciembre de 2014

CAPITULO 10



Pedro colocó su mejilla contra su hombro húmedo y dijo:
—Háblame, Pau. Dime lo que estás pensando, así ambos estaremos en la misma página.


Ella se encogió de hombros débilmente.


—No sé por dónde empezar.


—Comienza con el ex —sugirió—. Háblame de él.


—Tom es un gran tipo. Es guapo y encantador, un padre cariñoso. Pero no podía comprometerse a mí. Creo que realmente quería, pero no podía.


—Cariño, no soy como Tom. El hecho de que esperé a que aparecieras no quiere decir que tenga problemas con el compromiso.


—Tiene una nueva novia cada mes —dijo deprisa—. Kevin tiene una pequeña libreta que lleva a casa de su padre para escribir sus nombres para no meter la pata y utilizar el equivocado. Lo hizo una vez y fue un desastre. —Ella se agachó y le acarició la cadera desnuda—. No puedo hacerle eso, Pedro.


Él se acarició en su contra.


—No te estoy pidiendo que hagas eso. Te estoy pidiendo que me dejes entrar. Haz lugar para mí en tu vida, en algún lugar permanente. Déjame amarte, estar con ustedes. No te arrepentirás.


A medida que sus ojos azules comenzaron a brillar, algo en su interior se ablandó.


—Tengo miedo. Por mi hijo. Por mí.


—Lo sé. Yo también tengo miedo. —Apretó sus labios contra los de ella—. Tengo miedo de que vayas a echarme porque no puedas confiar en mí.


Las últimas tres noches sin él habían sido un infierno. Ella había extrañado la sensación de él abrazándola, haciéndole el amor, haciendo que se sintiera especial y cuidada. 


Echaba de menos la forma en que la hacía reír y lo bien que se sentía cuando estaba con él.


—Quiero confiar en ti —susurró.


—¡Entonces hazlo! Escúchame, Pau. —Se levantó sobre un codo para mirarla—. Ser madre soltera no significa que tu vida haya terminado.


—Significa que mis necesidades son lo segundo. No puedo... —Cerró los ojos—. No lo entiendes. Fue difícil para Kev. Yo era un desastre cuando Tom y yo nos separamos. Y yo ya ni siquiera lo quería.


—Pero me amas. —Pedro le tomó la cara entre las manos—. Un poco. Lo suficiente como para que te dé miedo. Y me alegro de que me ames, porque estoy perdidamente enamorado de ti.


La mirada en sus ojos le dijo que estaba poniendo todo por ahí, haciéndose vulnerable.


—Yo... Yo no sé qué decir


—Di que nos das una oportunidad. Estás acostumbrada a dar las órdenes y puedes seguir dándolas. Yo sólo quiero ser el chico en quien te apoyas cuando necesitas recarga. Quiero ser el tipo que te sostiene cuando estás cansada y hace el amor contigo cuando no lo estás. Quiero ser el chico al que llegas a casa todos los días.


—No va a haber ningún dormir fuera de casa por un tiempo —advirtió, le necesidad de dejar de lado cualquier ilusión romántica.


—Vamos a tomar largos almuerzos.


—No me verás una gran cantidad de noches. No puedo hacer la cena y salir a citas a menudo. Kevin sólo va a casa de su padre uno que otro fin de semana y parte de las vacaciones.


—Sé que voy a tomar el asiento de atrás para tu hijo. Estoy de acuerdo con eso. De hecho, te amo por eso.


Las lágrimas no se detuvieron y el nudo en su garganta le hizo difícil hablar.


—Kevin podría no tomarte bien de inmediato.


Pedro la atrajo hacia sí.


—Eso también lo sé.


Pau frunció el ceño.


—¿Has salido con una madre soltera antes?


—No. Pero mi amigo Chris acaba de casarse en una situación similar. Nos reunimos para el almuerzo y hablamos de ello. También hablé con su esposa, Denise, así podría tratar de ver las cosas de la manera en que lo haces tú.


—¿Lo hiciste? —La imagen en su mente de Pedro dirigiéndose a sus amigos para hablar de sus sentimientos y temores la hizo llorar con más fuerza. Lo abrazó apretadamente, transmitiendo en silencio su gratitud eterna. 


—Quería saber qué esperar. No he venido aquí de esta manera sin hacer la tarea. Eso no sería justo para ninguno de nosotros.


—Entonces sabes que no será fácil.


—No lo estoy pidiendo fácil, cariño. Estoy pidiendo una oportunidad para hacerte feliz.


Ella no sabía si reír o seguir llorando. Así que hizo ambas.


—Eres el indicado. —Besándole el rostro, lo obligó a retroceder y se subió encima de él—. Todo este año has estado aquí y yo no podía verlo.


—Te amo, Pau. —Su sonrisa torcida le aceleraba el corazón. Con un mechón de cabello negro cayéndole sobre la frente, lucía más joven y vulnerable. Acostado sobre su colcha de Navidad, era el regalo más perfecto que jamás pudo imaginar.


Ella apretó los labios contra los suyos.


—Has hecho todos mis deseos realidad.


—En realidad... —Sonrió—. Nos falta uno.


—¿En serio? —Rememorando, sus ojos se abrieron mientras su boca se curveaba—. Sí, lo hicimos.


Lamiéndose los labios, Paula se deslizó por el cuerpo de Pedro.


Pedro cerró los ojos con un suspiro de satisfacción.


—Feliz Navidad a mí.




8 comentarios:

  1. Wowwwwwwwwww, espectacular esta historia!!!!!!!!!!

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  2. Buenísima historia!!!!! Me encantó!!!! Muchas gracias x subirla, espero la prox, bsoo @GraciasxTodoPYP

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  3. POR FAVORRRRRR ESTO FANTÁSTICO!!! VERDADERO REGALO DE NAVIDAD

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  4. Me encantó!!!! Genial esta historia de navidad!!!! Gracias por el regalo!

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  5. mosaaa historia me encantó,y un poco tarde pero feliz navidad rociibell23

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  6. Gracias Carme por este regalo.. Bellísima historia !!

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